domingo, 8 de enero de 2012

Comentario de "Gran Torino"

Walt, un viejo gruñón, bastante aislado y muy racista en principio, acaba de quedarse viudo. La relación con su familia es muy fría, sólo le quieren por el interés, por su coche, su casa y su dinero. Sus vecinos se han ido muriendo o mudándose y se ha quedado rodeado de extranjeros, por lo que lo único que hace es cuidar de su Gran Torino y su perra Daisy (a la que quiere casi más que a su propia familia).

Walt odia a los extranjeros con todas sus fuerzas, y más aún cuando Thao, impulsado por la pandilla de su primo, intenta robarle su coche, aquel que cuida con tanto cariño, su Gran Torino.

Sue, la hermana de Thao, ambos familia de los hmong, se encuentra en una situación de apuro cuando un grupo de negros la acorralan y la "amenazan" por ser de raza diferente, y Walt la ve y la ayuda. A partir de ahí Walt piensa que los extranjeros están siempre metiéndose en líos, pero en el fondo averigua que ayudar a la gente es muy gratificante y que por ser diferentes a él no tienen por qué ser tratados de manera diferente.

Sue invita a Walt a una comida familiar, y es ahí cuando Walt ve lo unidos que están y lo bien que lo tratan, lo que le hace recapacitar. En la figura de este anciano se produce un cambio muy fuerte, y a la vez que éste cambia hace que nosotros nos vayamos sensibilizando y suframos cuando él o los hmong sufren.

La madre de Thao quiere limpiar la figura de su hijo haciendo que le ayude a realizar las tareas a Walt. Después de mucho intentarlo Walt acepta y Thao va aprendiendo cosas de la vida que le hacen ver en este anciano un modelo a seguir para su propia vida, mientras que Walt le protege, le apoya, le ayuda a encontrar trabajo, a comportarse como un hombre. Cada vez le pide que haga tareas más cercanas a él, símbolo de que está entrando en su corazón y se está convirtiendo en alguien muy importante para él.

Cuando la banda de su primo tirotea la casa de Thao, Walt se dirige hacia allí muy asustado, y cuando ve aparecer a Sue se queda sin palabras, sólo hay venganza en su mente para esa panda, y no quiere poner en peligro la vida de Thao, por lo que cuando decide ir a plantarles cara lo encierra en el sótano de su casa para poder ir el sólo, ya que había estado ya presente en varias guerras, como la de Corea, y no quería que Thao  se sintiera cuando fuera mayor igual que él, como un asesino que no puede borrar de su mente el momento en el que mató a tantas personas. Walt sabía que iba a morir por una enfermedad, así que decidió poner en juego su vida antes que la de los demás, pero antes de hacerlo lo dejó todo preparado, confesó sus pecados al cura, hizo el testamento, llamó a su hijo para despedirse de él aunque éste casi no le hizo caso, hizo lo que siempre había deseado hacer…

Walt nunca había creído en Dios, y sin embargo lo último que hizo antes de morir fue la señal de la cruz, y murió en la misma posición en la que lo hizo Dios. Quedó en Paz consigo mismo, porque Dios le dio la sabiduría para descubrir lo correcto, ayudar a los demás como lo harías contigo mismo.

Esta película nos enseña que por muy dura que parezca una persona, en  el fondo de su corazón siempre habrá una persona tierna, dispuesta a hacer cualquier cosa por los demás, como lo hizo Walt. Expuso su vida por encima de todo para proteger a alguien que en un principio no podía ni ver, que sólo ponía motes despectivos, y sin embargo le acaba queriendo como si fuera su propio hijo. Nos demuestra que todos podemos cambiar, que tenemos una parte sensible, que del roce nace el cariño, que el cariño hacia los demás debe demostrarse con el corazón. Él aprendió a confiar en Thao y Sue de la misma manera que ellos confiaban en él. Era un hombre solitario y descubrió que a partir de la amistad se destapa la felicidad.

Thao recibió en el testamento el Gran Torino que intentó robar y la compañía de Daisy, las dos cosas que Walt más amaba en la vida, pero sobretodo heredó la nobleza y el cariño que Walt le transmitió en vida.

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